En Odontología podemos decir que consideramos niños a las personas desde su nacimiento hasta la adolescencia, periodo de tiempo que se suele corresponder con el desarrollo dentario: desde la erupción de los dientes temporales hasta su recambio por los permanentes. Por este motivo, los niños presentan una serie de peculiaridades que hemos de tener en cuenta.
En primer lugar hay que considerar que son pacientes que se encuentran en periodo de crecimiento, por lo que sus tejidos y su organismo en general está en constante transformación. Esto es importante para estudiar y analizar si el desarrollo de su cara, maxilares y dientes es correcto y, en caso contrario, tomar las medidas necesarias para corregirlo. Siempre es más fácil corregir un problema cuanto antes se detecte. Por este motivo, los padres no debéis demorar las primeras visitas de vuestros hijos al odontólogo sobre todo si observáis algún defecto en el desarrollo del niño, mala colocación de los dientes o cualquier otra cosa que os haga sospechar un problema. Como consejo se puede decir que se debe revisar al niño por primera vez una vez haya completado la erupción de los dientes temporales.
Esta etapa de la vida es muy importante desde el punto de vista psicológico del niño respecto al odontólogo. Se ha de considerar que las primeras visitas al odontólogo tengan como objetivo tan sólo mostrar y dar a conocer el espacio físico de la clínica dental, conocer el ambiente de la clínica y el personal con quien va a relacionarse en el futuro. En la primera visita no deberíamos realizar ningún tratamiento.
Un elemento clave es el diálogo con los padres y hacerles comprender que los tratamientos en los niños no son iguales que en los adultos y que el trato con los niños es diferente que con los adultos. Los padres no debéis transmitir ni contar experiencias negativas del dentista a vuestros hijos. Ya sabéis que los niños son muy inteligentes y no olvidan las enseñanzas de sus padres. Aunque sea en broma, debéis evitar los comentarios negativos sobre el odontólogo, sobre todo los relativos al dolor. Los padres debéis considerar que los odontólogos están formados para tratar a los niños de manera específica y que lo que desean es cuidar su salud.
Un niño no se comportará igual ante su odontólogo si sus familiares están presentes dentro del gabinete dental. A ningún niño se le debe realizar un tratamiento de manera obligatoria y debe entrar al gabinete dental él solo y con actitud positiva. Por esto, los padres no os tenéis que preocupar por el comportamiento del niño en el gabinete dental. También se ha de realizar una labor de formación de vuestros hijos en este sentido. Hay que motivarlos de modo positivo para que ellos se sientan a gusto en la clínica dental y transmitirles que el odontólogo es una persona que trabaja para cuidar su salud.
Espero que estos consejos os hayan sido de ayuda. En próximos blogs hablaremos sobre otros aspectos que hemos de tener en cuenta para mantener la salud bucodental de los más jóvenes. ¡Hasta pronto!